Expectativas y molestias
Le dice un pretendiente pleno de ilusiones a
su anhelada pero imposible pareja: Oye, querida: Si vienes conmigo te daré las
mas deliciosas viandas gourmet que te puedas imaginar. Esta, bien molesta, le
contesta: mira tú sabes muy bien que yo tengo novio y la verdad es que, si
estoy comiendo langosta, no tiene ningún sentido que me ponga a ingerir
bacalao. Ante ello la molestia entonces se transfiere de inmediato de la mujer
al proponente, el cual queda más “desportillado” sentimentalmente que teja
caída.
Lo anterior nos enseña que mientras más altas
sean la expectativas de algo, cuan mayor resultarán las molestias, cuando las
cosas no salen como se esperaban, lo que indica que es mejor pisar suelo real y
no crear falsas ilusiones ni hacernos castillos de humo en el aire, ya que
estos, tarde o temprano, desparecerán.
Un buen antídoto contra estos equivocados
conceptos y fallidos aconteceres, estará en ver con objetividad los diferentes
aspectos de la vida, llámense romances, trabajos, estudios, negocios, o de
cualquier otra forma, de manera tal que no nos lleguen frustraciones
innecesarias cuando, en más de una ocasión las cosas no salgan como
fantasiosamente las imaginamos.
Miami, Marzo 27 de 2013
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