Nos tomamos el último y nos vamos
Evoco ahora una genial frase de una joven que
decía, con sarcástico humor: “Un Martini, o dos como mucho. Después del tercero
estoy debajo de la mesa. Después del cuarto… debajo del anfitrión”. Risa,
si…realidad…, también, ya que esto es algo más bien común en aquellas personas
para quienes el alcohol se les ha convertido en un verdadero dolor de cabeza.
“Déjenme manejar el carro que yo estoy bien”, dice el borrachito, ante la
angustia generalizada de quienes en ese momento están en la disyuntiva
aterradora de subirse al carro y con el ebrio, nada menos que conduciéndolo.
No hay homicida en potencia que no se parezca
más a un beodo conductor quien lleva en su timón la sentencia a vivir o a
morir, no solo de quienes viajan con él, sino también de aquellos que están en
la calle montados en otros vehículos o simplemente caminando por las aceras,
por donde también aquellos se encaraman cuando pierden el control. Y después?
Las inevitables consecuencias.
“Borracho no vale, no señor” decía el
inolvidable “jefe” Daniel Santos en su célebre melodía, la cual podría tornase
en “Sobrio si..de otras formas no”, ya que quien tiene la condición
irreversible de ser alcohólico solo le queda la opción de la abstinencia total
en recuperación, comparada con otras que, el solo mencionarlas causa
escalofrío. Beber, si no se puede, entonces no.
Miami, Abril 10 de 2013
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